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quarta-feira, 10 de agosto de 2011




COLEÇÃO DE FOTOGRAFIA CONTEMPORÂNEA DA TELEFÔNICA

15 de Julio a 18 de septiembre de 2011-08-01



Bajo este título se presenta en el Instituto Tomie Ohtake, de la capital de São Paulo, una muestra de la colección de fotografías de la Telefónica, radicada en España.

Tecnología, química y formatos, son los presupuestos de esta muestra, la poesía y la magia así como la mística atávica se han disipado cediendo su lugar al ímpetu del mercado. Los lenguajes aquí transfigurados son metáforas de días mejores y peores, la fotografía con el ABC que nos cautivó ha dejado de existir por lo que tal vez Delaroche en 1839 sentenció de alguna manera la inventiva y no la tecnología por el temor a lo desconocido, en cuanto existan las colecciones y sus valores en oro.

Esta colección como lo induce el título es un tributo a la impersonalidad, es la colección de una compañía que ha tenido un buen prisma y dinero para componer su acervo y un no tan buen lente para registrar a manera de definición la importante influencia estética de la fotografía en el lenguaje artístico en la actualidad. En general se aprecia el carácter mercantil de la colección a partir de la selección de los artistas que componen la muestra: grandes iconos de la contemporaneidad que no dividen su espacio con jóvenes talentos, dicho con esto artistas que están realizando su obra en esta manifestación completamente, con discursos totalmente novedosos y desde los cuales hablan de su realidad e irrealidad, fenómeno más que a tomar en cuenta si se trata de fotografía contemporánea, a fin de cuentas la fotografía es hoy un vehículo y no más una manifestación, su vida ha sido restringida a los megas, los pixeles y los lúmenes. En este sentido son los nombres los que están representados en las imágenes y no las obras, una vez más una mega producción silencia visualmente el aporte plástico que debe tener toda obra con una misión de trascendencia, de marcar un momento.

Es un hecho que estamos en presencia de una gran “colección”, especies escogidas que sólo privilegiados pueden contemplar.

El montaje en el caso de varias obras como la de John Coplan y la del danés Olafur Eliasson es lamentable: molduras convencionales con vidrios comunes, reflejan tanto el entorno que no dejan apreciar la magnitud de las vistas panorámicas de este último artista, vistas de paisajes de un complejo estudio de campo y laboratorio.

No es necesario referirse a que individualidades presentes en la muestra no son “autores” de sus obras, una fastuosa impresión con la más alta calidad técnica dejan en entredicho el talento y la propuesta personal en otras manifestaciones, es un anti arte malogrado desde nuestra perspectiva, leyendo que no fue así que se propuso y sí como un registro complementario.

Bravo por la química, una vez más salvó una exposición que todas las otras ciencias junto con las artes no consiguieron.

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